Hoy queremos compartir con ustedes una carta que leímos en el sitio intheclub.cl hace algún tiempo, es un conmovedor relato, que difícil debe ser hijo único y ser gay.
Título: "El hijo único salió gay"
El hijo único, sin importar las razones por la cual es “único”, siempre recibe lo mejor de sus padres y familia. Esa es la premisa que la sociedad cree acerca de nosotros. Muchas veces, los hijos únicos tienen mayor conexión con sus padres en comparación a un hijo con hermanos. La razón por la cual se centra mayor atención en nosotros es simple de mencionar: somos los sueños, metas, esfuerzos, desafíos y futuros de nuestros padres, y ellos ven en nosotros toda la esperanza y la utopía por lograr la perfección, o alejar todo tipo de defectos de nuestras vidas, ya sea cuidando todos los detalles de nuestra crianza o prestando toda la atención en nosotros.
Pero, ¿qué sucede cuando el hijo único es homosexual? Algunos padres priman el amor incondicional que tienen por ese hijo, y lo apoyan en cada momento. Y así debiese ser: respaldar en todo a ese hijo, ponerse la camiseta y luchar juntos por erradicar de la sociedad la discriminación que existe, para que su propio hijo se pueda desarrollar sin problema alguno.
Pero no es tan fácil en la realidad. El primer quiebre se produce cuando el hijo único decide asumir su homosexualidad y dar el paso de disfrutar su vida y dejar la represión. La interrogante que suele surgir es ¿Cómo les digo a mis padres que soy homosexual? Y claro, es la que casi todos los chicos homosexuales se formulan. Pero la diferencia se ve implicada en que ese hijo único, al asumir su homosexualidad, les reconoce a sus padres que el esquema de desarrollo de un hijo que la sociedad impone para su vida, se ve en este caso quebrado. El sueño de ver al hijo casarse en una iglesia ya no existirá. El sueño de conocer a la futura nuera se esfuma, y el sueño de tener nietos para quererlos, termina por derrumbar las ilusiones. Ese es un esquema que la sociedad ha impuesto. Acá no existen hermanos con los cuáles poder suplir ciertas faltas. Quizás, la edad y las condiciones para poder engendrar a otro hijo ya se pasaron, y sumado a la crueldad con la cual la sociedad Chilena aun mira a los homosexuales como “anormales”, se dificulta el proceso de aceptación.
Para el hijo único, es doblemente difícil poder enfrentar a la familia y asumir una “condición” que algunos miran de forma extraña. Se piensa antes de asumirnos completamente, ¿estoy seguro? ¿Quiero ver a mis padres sufrir? ¿No les daré nietos? Existe una autorepresión muy dura en el proceso y es difícil, pero cuando se logra aceptar que no es “anormal” que seamos homosexuales, que no es por querer hacer daño a nuestros seres queridos, que no es por quebrantar los sueños y esperanzas que se tienen sobre nosotros, se puede afrontar de mejor forma la vida.
Biológicamente, dos hombres no pueden engendrar un hijo, y el proceso de adopción en Chile es bien complicado. Sabemos que una pareja heterosexual no es garante de un buen cuidado para los hijos. Todos esos niños que no han sido cuidados, pueden ser cuidados por nosotros. Anhelamos entregarles cariño. Pero ésta sociedad nos niega y nos cierra la puerta. Nos argumenta de forma teórica riesgos inexistentes, solo con el afán de hacernos daño y por eso, los deseos de lograr descendencia se ven como sólo un sueño, y ese es uno de los efectos que es más difícil de afrontar.
Pero Mamá, Papá, quizás yo no les pueda dar nietos, quizás nunca podrán verme en una iglesia y con esposa, y quizás no acepten a mi pareja, pero no fue mi intención ser homosexual. Nací así, no lo decidí y no lo quiero ocultar. Quizás no fui el “campeón” que querían, “el galán”, “el macho” o el estereotipo que esté impuesto, pero yo los adoro, los amo, quiero verlos orgullosos de lo que he logrado, de las caídas que he tenido, de los esfuerzos que he dado. Quiero ser feliz, que seamos y vivamos felices. Quizás no podré tener hijos para poder enseñarles mis triunfos, pero los tengo a ustedes. Cada paso que doy en esta sociedad es para ustedes y gracias a ustedes, que dieron lo más importante que tengo y es la vida. Sólo les pido que me dejen disfrutarla y no me la arranquen.
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